El otro día vi algo sorprendente: un dúo de flauta con… ¡una sola flauta! Una niña con un brazo roto soplaba en el instrumento, mientras su amiga, con sus dos manos hábiles, pulsaba sobre los orificios para hacer las notas. ¡Así tocaron toda una melodía!
Fue una hermosa lección de vida. Me recordó que no hay ninguna situación desesperada mientras tengamos al menos un amigo a nuestro lado.
Su vida puede estar hecha pedazos… Quizás el sufrimiento lo ciega, se aísla, no quiere confiar en nadie, incluso piensa que su vida no vale nada, que todo ha terminado…
Solo quiero decirle que un Amigo le tiende la mano desde hace mucho tiempo. Aunque no lo vea, él está cerca de usted y nunca lo ha dejado, incluso cuando creía que todos lo habían abandonado. ¡Ese amigo es Jesús! ¡Él quiere llegar hasta usted y compartir sus penas! Él quiere y puede ayudarle a superar este sufrimiento, darle esperanza, liberarle de su pasado y darle una nueva vida. ¡Confíe en él! Por medio de la oración, con sus propias palabras, pídale simplemente que se le revele. En la Biblia, especialmente en los evangelios, encontrará el relato de su vida y la misión que cumplió en nombre de Dios, por amor a todo ser humano. Verá que Jesús no vino para visitar a personas perfectas, sino para rescatar a personas perdidas, destrozadas, prisioneras de sus pensamientos destructivos… En definitiva, vino a salvar a personas como usted y yo. Atrévase a confiar en él. ¡Jesús nunca lo abandonará!
Daniel 2:24-49 – 1 Juan 1 – Salmo 78:1-8 – Proverbios 18:9-10