En los dos versículos de hoy encontramos la palabra “quizá”, expresión que marca la incertidumbre sobre el resultado esperado. Es sorprendente hallarla cuando Dios habla. Él es el Dios Todopoderoso, él conoce el fin de una cosa antes de que comience (Isaías 46:10). Pero estos “quizá” nos esclarecen sobre la forma en que Dios actúa con nosotros. Nos ofrece un camino, nos invita a seguirlo y espera nuestra respuesta. Al mismo tiempo, estos “quizá” nos recuerdan que somos criaturas responsables, que tenemos la capacidad de tomar decisiones y de discernir el bien y el mal.
Hace unos 2600 años Dios pidió a su profeta Jeremías que advirtiera al pueblo de Israel sobre el castigo que les esperaba si no le obedecían. Pero el corazón humano es obstinado y duro como una piedra. Dios constató que el pueblo, al que amaba, se negaba a escuchar y a obedecerle. Entonces envió a su Hijo amado (Jesús) a la tierra, para hablarnos: “quizá cuando le vean a él, le tendrán respeto”. Pero “no lo estimamos”, como predijo otro profeta (Isaías 53:3). Jesús fue condenado a muerte, y crucificado. ¡Pero resucitó, la muerte fue vencida! Todo el que cree en él tiene la vida eterna. Hoy Dios aún tiene paciencia. Su bondad invita a cada ser humano a arrepentirse y a volverse a Jesús para recibir gratuitamente el perdón. Dios lo ama y lo llama con ternura; le muestra el camino de la salvación. Escúchelo sin dudar. “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15).
2 Reyes 22 – 1 Timoteo 4 – Salmo 73:21-28 – Proverbios 17:25-26