En un puesto del mercado entregué un evangelio a un transeúnte, y le dije:
–¡Es gratis!
–No quiero creer en Jesucristo porque he sido engañado y robado por alguien que se llamaba cristiano, respondió secamente.
–¿Es realmente la única razón?
–Sí.
–¿Puedo anotarlo en mi diario?
–Por supuesto, ¡yo mismo lo escribo!
Entonces arranqué la hoja y se la di, diciendo:
–Guarde esta nota, y entréguesela a Dios el día del juicio, cuando comparezca ante él.
En cuanto llegó al final del callejón, regresó, con el papel en la mano:
–Mi excusa no es válida… ¡No sirve!
Tuvimos una conversación seria, basada en textos de la Biblia. Poco más tarde este hombre encontró la paz con Dios. Jesús dijo: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Otros dirán: «La religión no es para mí… he visto muchas cosas malas», o: «Mis padres decían ser cristianos, pero, ¡qué hipócritas eran».
Usted también puede tener una lista con muchos ejemplos de cristianos que lo han decepcionado por su comportamiento totalmente opuesto al de Cristo. Si lo han hastiado del cristianismo, no se detenga ahí. Acérquese a Jesucristo, el único testigo fiel y verdadero del amor divino. Nos amó tanto que dio su vida en la cruz para salvar a todos los que creen en él. Vaya a Jesús, el único mediador entre Dios y los hombres. ¡Él nunca lo defraudará!
2 Reyes 17:24-41 – Efesios 5 – Salmo 71:19-24 – Proverbios 17:15-16