En Haití, su país natal, Marcos Felipe solo había conocido la miseria y el dolor. Por ello decidió ir a ganarse la vida en las Bahamas, trabajando para familias pudientes. En ese rico país, donde era explotado descaradamente, vivía en un endeble edificio de madera.
A finales del verano de 2019, el huracán Dorian, con sus tornados de más de 300 km por hora, arrasó todo a su paso, transformando este archipiélago de ensueño en una tierra desolada. Cuando su casa desapareció, Marcos Felipe huyó a una iglesia. Pero este edificio también se desintegró bajo la fuerza de la naturaleza. Entonces huyó nuevamente y nadó durante cinco horas sin saber a dónde iba, con lo único que había traído de su casa: una Biblia envuelta en plástico.
¿Por qué Marcos Felipe se tomó el tiempo para envolver su Biblia y llevarla con él, a pesar de la amenaza del huracán? ¿Por qué no la echó al agua para poder nadar mejor? Este libro debió ser muy importante para él, ya que lo cuidó tanto. Por lo visto era lo más precioso que tenía, su único tesoro.
En la Biblia encontramos el mensaje de Dios. Este nos muestra el medio que Dios ofrece al hombre para salvar su alma del mal que lo lleva a la perdición. El Salvador es Jesús, el Hijo de Dios, quien murió por nosotros, y resucitó. Gracias a su obra en la cruz, Jesús tiene el poder para salvarnos, si creemos en él. ¡La fe consiste en asir su mano extendida! Sí, ¡la Biblia es el tesoro del creyente!
2 Reyes 5 – Romanos 11:1-24 – Salmo 68:1-6 – Proverbios 16:23-24