Por medio de estas tres acciones concretas, Jesús nos anima a orar. No todas las oraciones son iguales: a veces pedimos, a veces buscamos, y a veces nuestras oraciones son una forma de llamar a la puerta del cielo.
– “Pedid, y se os dará”: Dios concede muchas cosas a todos los seres humanos. “Hace salir su sol sobre malos y buenos” (Mateo 5:45). Pero Dios también concede dádivas en respuesta a las peticiones. Sin embargo, a veces pedimos, y no hay respuesta. Dios nos pide que esperemos…
– “Buscad, y hallaréis”: La ausencia de respuesta no elimina nuestra necesidad. ¿Debemos resignarnos? No, porque el Señor nos dice: “buscad”, y esto a veces requiere una búsqueda prolongada. Necesitamos entender la voluntad de Dios: él quiere revelárnosla.
– “Llamad, y se os abrirá”: La persona que llama a la puerta no se contenta con ver una puerta cerrada: espera que quien está dentro le abra. Jesús nos asegura que, ante nuestra insistencia, la puerta se abrirá, se establecerá la comunicación.
El apóstol Pablo rogó tres veces al Señor para que lo liberara de un “aguijón” que dificultaba su servicio. Al principio no tuvo respuesta, pero finalmente la puerta se abrió y el Señor le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).
Oremos sin cansarnos hasta que Dios nos responda… ¡Lo hará de una forma u otra, pero siempre con amor y sabiduría!
1 Reyes 12 – Marcos 13 – Salmo 58:6-11 – Proverbios 15:19-20