Cristiano de origen judío, Richard Wurmbrand estuvo prisionero muchos años en Rumanía a causa de su fe en Cristo. He aquí un episodio de su conversión, contado por su esposa Sabina:
«Richard se estaba recuperando lentamente de la tuberculosis. Intenté hablarle de los buenos tiempos que nos esperaban cuando volviéramos a Bucarest, pero él se esforzaba en contarme su descubrimiento del Nuevo Testamento (segunda parte de la Biblia). Hasta entonces no habíamos pensado en tener hijos, y ahora Richard hablaba de cómo deberíamos criarlos…
En el pueblo donde se recuperaba, ubicado en una montaña, ocurrió algo extraño. Conocimos a un viejo carpintero que se emocionó mucho cuando supo que Richard era judío. Con los ojos brillando de emoción, le tomó el brazo y le dijo:
–Le pedí a Dios que me hiciera un favor al final de mi vida. Como Cristo era judío, yo quería mostrar su salvación a un judío. Pero aquí no había ninguno y yo no podía salir de mi pueblo. Así que Dios tenía que enviarme uno: ¡Usted es la respuesta a mi oración!
Antes de irnos del pueblo, el carpintero dio a Richard una Biblia usada y le dijo:
–Mi esposa y yo oramos durante horas pidiendo su conversión.
Richard ha leído y releído esta Biblia…».
¡Así conoció a Jesús como su Salvador!
1 Reyes 9 – Marcos 11:1-19 – Salmo 56:8-13 – Proverbios 15:11-12