«La violencia de la explosión sacudió todo el barrio. Solo recuerdo el estallido y la fuerza irresistible que me arrojó a tierra… Recuperé el sentido en el hospital, tenía el cuero cabelludo lleno de fragmentos de vidrio, estaba encorvado, ¡sin fuerzas! Esto sucedió en Belfast; una bomba explotó en una furgoneta; yo estaba vivo y prácticamente ileso, ¡pero había tantas víctimas mortales! Comprendí que había rozado la muerte. Estaba consternado, pero no tuve miedo al pensar que hubiera podido morir, porque estaba absolutamente seguro que si hubiera muerto, habría ido al cielo con Cristo. La paz llenó mi corazón.
A nadie le deseo estar cerca de la muerte, pero creo que una experiencia así puede llevar a una persona a plantearse las verdaderas preguntas, a reorientar sus prioridades e ir a lo esencial.
¿Cuál es mi seguridad para el más allá? ¿Qué valor tiene mi vida a la luz de la eternidad?
He aquí algunas certezas, expuestas por hombres de fe de la Biblia, que yo también comparto:
– “Yo sé que mi Redentor vive… en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26).
– “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
– “Conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2).
– “Sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12)».
1 Reyes 2:26-46 – Marcos 6:30-56 – Salmo 51:6-12 – Proverbios 14:29-30