Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados
Cristianos, para comprender y vivir el versículo citado hoy, volvamos a leerlo cuidadosamente.
-Sabemos: no es una suposición ni un deseo, sino una certeza concerniente al amor de Dios.
-que a los que aman a Dios: Dios ama a todos los hombres, pero esta promesa se dirige especialmente a los que lo conocen como Padre, a los que lo aman.
-todas las cosas: nuestra vida y las diversas situaciones en las cuales estamos involucrados no son el resultado del azar, puesto que nuestro gran Dios domina sobre todas esas cosas (1 Crónicas 29:12).
-les ayudan: por la maravillosa providencia divina todo encaja o se entremezcla para cumplir Su voluntad perfecta. No hay ningún acto aislado. Los acontecimientos de nuestra vida obran en conjunto para el cumplimiento del plan de Dios.
-a bien: muchas iniciativas de nuestro mundo civilizado son contrarias a la voluntad de Dios, pero él conduce todas las circunstancias de la vida para el bien de los suyos. Los objetivos de Dios sobrepasan nuestra apreciación, nuestra expectativa. Él utiliza nuestros problemas, nuestros sufrimientos… para nuestro bien.
-los que conforme a su propósito son llamados: Dios invita a todos los hombres a creer en su amor; y a los que han creído, los ha llamado para estar eternamente unidos a Cristo, su Salvador.
Todo lo que Dios permite en nuestra vida tiene un objetivo supremo y eterno: hacernos conformes a la imagen de Jesucristo (Romanos 8:29).