“Fui criada en una familia cristiana y tenía principios cristianos, pero verdaderamente aún no tenía la fe. En el año 1993 sufrí una delicada intervención quirúrgica y permanecí semanas en la cama; algo pasó entonces en mi vida, algo más importante que todo lo demás. Por consejo de un amigo leí el evangelio de Juan. ¡De repente comprendí que yo también debía dejar el control de mi vida a Cristo!
Ahora me esfuerzo para dejar que Jesús ocupe siempre el primer lugar en mi vida. En la cancha de tenis, o en los momentos difíciles, me repito el Salmo 27: ”El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? “ (v. 1).
Siempre pensé controlarlo todo, pero gracias a mi nueva fe, me di cuenta de que eso no era más que una ilusión. Yo no puedo hacer nada sola, sin Cristo quien me da su fuerza. Atravesé enfermedades, conocí fracasos; lo que me ayuda es saber que, aunque no podamos verlo, Dios sí ve el bien que sacará de ello. Poner nuestra confianza en Cristo permite avanzar en esta vida. Tal vez usted se encuentre en el mismo punto donde yo estaba antes de conocer así a Cristo, quizás usted se haga muchas preguntas. Entonces le recomiendo dejar que Jesús tome verdaderamente el control de su vida hoy. ¡Jamás lo lamentará!
Jeremías 14 – Lucas 19:1-27 – Salmo 92:5-9 – Proverbios 21:5-6