La Buena Semilla: Sábado 21 Noviembre
Sábado
21
Noviembre
No conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor… no se quisieron convertir.
Oseas 11:3-5
El médico lo está esperando

Espero que usted tenga buena salud, tanto física como psíquica. Si no es así, supongo que no rechazará los cuidados que puedan aliviarlo y curarlo. ¡Sería insensato hacerlo!

En cuanto a mí, estuve gravemente enfermo de un mal llamado pecado y que conduce irremediablemente a la muerte a quien lo padece. El pecado es primeramente el hecho de vivir sin preocuparse por Dios, sin interesarse en su voluntad ni en su bondad. Usted dirá que esto no le concierne, pero la verdad es que todos los seres humanos padecen esta terrible enfermedad, por lo tanto usted también.

Dios se ocupa de usted como lo hizo conmigo. Me sanó, y quiere hacer lo mismo con usted. ¿Sabe cómo lo hace? Él, el gran Dios, aquel que creó el cielo y la tierra, aquel que sabe todo, ve todo y escucha todo, ese Dios infinito, majestuoso y soberano, se acercó a nosotros. Vino a la tierra especialmente para curarnos de esta enfermedad. Lo hizo al enviar a Jesucristo, su amado Hijo, para que muriese en nuestro lugar. Su sacrificio es nuestro único medio de salvación, sin él no podemos ser perdonados ni liberados.

Esa gran salvación también es ofrecida a usted, pero es necesario que la acepte creyendo en Jesucristo. El médico divino hizo un diagnóstico indiscutible, y ahora espera que usted tome el remedio que él le propone gratuitamente. No lo rechace, no rechace la salvación de Dios; eso significaría estar condenado y perdido para siempre. Dios le está esperando, pero no lo hará indefinidamente. ¡Vaya a él sin tardar!

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7).

Josué 10:1-21 – Hebreos 10:19-39 – Salmo 130 – Proverbios 28:7-8